miércoles, 13 de mayo de 2009

Artículos

Semana tras semanas iremos mostrando, que para nuestro entender, son los profesionales más influyentes del 9º arte; jugando un poco con la opinión subjetiva nuestra (jeje).
Por: Matias Rodriguez .



Carlos Meglia (1957 – 2008)
Artista influenciado por los grandes maestros del dibujo y la ilustración Harold Foster, Norman Rockwell, Frank Frazzeta, José Luis Salinas, Joe Kubert , Albert Uderezo y Hanna Barbera, entre otros.
Hizo su debut en el año 1974 como asistente del dibujante Oswal (seudónimo de Osvaldo Viola) Dos años mas tarde, hizo ilustraciones de ciencia ficción de Bang, El péndulo, así como portadas para la editorial Record. In 1983 Meglia illustrated La Biblia para los niños , Don Quijote and "Martin Fierro".
Los comienzo de la decada del ochenta realiza varios trabajos para el publico infantil La Biblia ilustrada para los niños, Don Quijote y "Martín Fierro"; ademas contribuyó en las revistas Satiricón y El Gráfico. In 1983, Meglia Por el año 1983, desembarca en Argentina el dibujante de animación Jaime Díaz, quien monta una sucursal del Estudio de dibujos animados Hanna-Barbera en Buenos Aires. Por tres años, Meglia realiza todo tipo de trabajo de animación para las series Los Pitufos, Galtar, Los Picapiedras, entre otras, pero se destaca pintando los fondos (backgrounds) de estas series, y los fondos del cortometraje para la TV norteamericana The Adventures of the Scrabble People in A Pumpkin Nonsense.






Asociado con Carlos Trillo en 1987 Irish Coffee, una serie sobre un detective con dones sobrenaturales. También con Trillo, Meglia lanzó en 1991 Cyber six (se merece un capitulo aparte y lo tendra).En 2002, se radicó en España y comenzó a trabajar para el mercado de los EE.UU. Él colaboró en Dark Horse, títulos como Star Wars: Underworld y Spy boy. así como de DC Superman / Tarzan: Hijos de la Selva, Crimson, Aventuras de Superman y el mundo de Monster, y la Marvel Elektra. En 2005, creó la serie Canaris con Crisse.
Meglia falleció el 15 de agosto de 2008 a la edad de 50 años.


Good Bye Carlos ...










ESPÍAS O DEMONIOS.








Comentario sobre “El fauno danzante”, primera entrega de la novela gráfica “Yo soy Legión”. Por Pablo Montaraz.








Guión: Fabien Nury.




Dibujo: John Cassaday.




Color: Laura Depuy.




Título original: “Je suis legión 1.- Le faune dansant”; primera edición: junio 2005, Humanoides, Inc., Los Angeles – USA.








Advertencia: la lectura de este artículo puede spoilear ciertas partes de la trama.












Una vez oí decir a un amigo que los nazis “dan para cualquier cosa”. Se refería a que los nazis se prestan muy bien a las más curiosas historias de ficción, no sólo en historias de carácter bélico sino también en historias de ciencia ficción y aun de terror. Mi amigo no pensaba en novelas ni películas exclusivamente. Pensaba –y muy especialmente- en los comics. El sueño del supersoldado –también compartido con rusos y norteamericanos-, la acomodación a ciertas mefistofélicas profecías, o bien la obsesión por una raza presuntamente superior, han generado una corriente de ideas de las que los escritores se apropiaron para vuelo de su imaginación y regocijo del lector durante los últimos cincuenta años.








En el primer libro de “Yo soy Legión”, titulado “El fauno danzante”, el lector nuevamente se encuentra con una intrincada trama que tiene a los nacionalsocialistas como uno de sus protagonistas que, como se acostumbra, están viendo la manera de acrecentar su poder por medios poco ortodoxos, tildados de “monstruosos” y hasta de “imposibles” por los mismos personajes del libro.








Si están los nazis, a la vuelta de la esquina estarán los aliados. Y “Yo soy Legión” no es la excepción. En este caso la responsabilidad de enfrentarse al Tercer Reich recae sobre los ingleses, que con personajes un tanto sosos –como suelen ser el común de los ingleses desde nuestra latina perspectiva- intentarán infiltrarse en las líneas enemigas para desbaratar como sea su mayor arma secreta: Legión.








Por último, están dos enigmáticos personajes. Uno de ellos es un influyente hombre del “imperio” británico que podremos llamar Thorpe... o también Wilkes. El otro es tan solo una niña, en apariencia inocente, delicada y frágil, que podremos llamar Ana... o también Legión.












Sin embargo, a no confundirse, el protagonista de esta historia no son los nazis ni es la niña. El protagonista principal no es otro que ese eterno misterio que provoca lo demoníaco. En la primera lectura que se haga de la obra esto no quedará tan claro, pero es esto lo que genera el auténtico atractivo de la obra, en particular cuando una anciana susurra, inmensamente dolida, una terrible revelación: “Mi hijo ha vendido su alma al diablo”. De hecho, el libro -prolijamente editado en español por Norma Editorial-, consigna, en su contratapa, la cita del Evangelio según San Marcos que da el título a la obra: “Y le preguntaban: ¿Cuál es tu nombre? Él contesta: Legión es mi nombre, porque somos muchos” (Mc. 5, 9). La cita refiere a un exorcismo hecho por Jesús. El poseído que había salido a su encuentro contesta que se llama Legión aludiendo a la unidad militar básica romana de la época, que estaba compuesta por unos 10000 soldados, acompañados de varios centenares de jinetes (cf. wikipedia), refiriendo de este modo que son muchos los demonios que se hallan ocultos y acuartelados en su cuerpo. En el Evangelio, Jesús expulsa sin miramientos a la legión de demonios fuera del poseído... pero ni los aliados ni los alemanes parecen contar con Jesús de su lado en la obra de Nury, al menos por el momento.








En este sentido el nombre de la obra es por demás de sugestivo y acertado: en “Yo soy Legión” la pequeña niña a la que aludíamos, de origen rumano, posee la extraña capacidad para controlar a voluntad la conducta de muchos hombres, borrándoles su individualidad, ordenando mentalmente hasta sus más insignificantes movimientos...








Cabe destacar, ciertamente, que la idea de “demonio” va dejando lugar a otra expresión un tanto más marketinera para los tiempos que corren: la idea de vampiro. Una mención (mención-tributo) a Bram Stoker, un centro de investigaciones científicas enclavado en la mítica Transilvania, cierto rito de magia negra y varios rumanos esparcidos por toda Europa –la niña con los nazis y algunos inmigrantes repartidos por el Reino Unido- son un guiño más que sugerente para los seguidores de este tipo de historias y no quedarán disconformes, porque Fabien Nury con su guión da un nuevo golpe de tuerca a un género –el vampírico- que si bien muchas veces parece tomar autonomía, es innegable que en otras ocasiones no ha podido evitar el precipitarse en las profundidades del lugar común, con tristes resultados.








Al fin de cuentas, si lo vemos desde el punto de vista bélico, “Yo soy Legión” es una guerra que enfrenta no tanto a los solados en los campos de batalla como a los hombres responsables de las tareas de inteligencias de uno y de otro bando. En efecto, no faltan las escuchas telefónicas, los espías y las persecuciones, las intrigas, las muertes inexplicables, los capitales que se fugan y los accidentes que no son tales...












Ahora, desde el punto de vista de lo demoníaco o vampírico, el conflicto se convierte nada menos que en una guerra fraticida que lleva varias centurias y que hoy se adapta a la fisonomía de la segunda guerra mundial: un hombre está en el bando aliado y procura convencer a Churchill en persona de cierta operación –suicida- de espionaje para detener el operativo “Legión”; mientras que, su hermana, Ana o “Legión” –sí, la “inocente” niñita-, corre contra el tiempo y se entrega a los nazis para desarrollar mejor su potencial...








Sin dudas, “El Fauno Danzante” sólo ha sido la piedra angular que ha sembrado en poco menos de 60 páginas de historieta una marcada ansiedad y numerosas incógnitas acerca de lo que será el devenir de “Yo soy Legión”, una historia que se nos presenta, por el momento, por demás de atractiva e inquietante, entreteniendo por igual con espías o demonios.












El guionista y su obra: Fabien Nury es francés. Se ha vuelto conocido para el público europeo a partir de “W.E.S.T.” donde también mezcla intrigas y acción de western en los Estados Unidos de los primeros años del siglo XX. Sobre sus méritos en relación a “El fauno danzante” nos remitimos a nuestra reseña.








El dibujante y su obra: John Cassaday es oriundo de Texas (Estados Unidos) y es un afamado dibujante y entintador. Ha recibido muchos elogios por su desempeño en “Planetary” y en “Astonishing X-men”. Es loable el armado de las páginas, con un cambio de ángulos muy intenso pero que en ningún momento cansa al lector ni lo confunde. Las figuras humanas de “El fauno danzante”, de estilo realista, padecen cierta falta de dinamismo que en ocasiones disgusta porque contraría el vértigo que el guión imprime con éxito. Sin lugar a dudas, John Cassaday intenta imprimir expresión a los rostros, pero a menudo no lo logra. No obstante, se ha esmerado en los fondos, tanto para los lugares abiertos (edificios, paisajes, calles, etc.) como para los lugares cerrados (habitaciones de hospital, casas particulares, recintos universitarios, refugios, etc.) lo cual da un excelente marco a una historia que necesita una ambientación acorde a los lugares y la época en que transcurre.








El colorista y su obra: Laura Depuy es la colorista de esta obra. Ha sido muy reconocida, pero su trabajo final no termina de convencernos, sobre todo en los personajes; pero tal vez sea falta de comunicación con Cassaday, quien como dibujante sombrea mucho sus figuras humanas y al colorear el resultado no es óptimo. Tal vez ese sea el motivo de la falta de naturalidad del resultado final. Pese a ello, no podemos negar que la obra cuenta con una colorista de lujo, pues Laura Depuy ha ganado, entre otros muchos premios, dos premios Eisner en 2000 y 2004. Y su talento ha paseado por "Edge", "Gen13", "JLA", “Stormwatch" y "The Authority", entre muchas otras colecciones.








Por Pablo Montaraz.





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